"Porque el fin no justifica a los
Medios."

viernes, 1 de junio de 2012

En defensa del Padre Paulino Toral - Teresa Arboleda

Ante los feroces e injustos ataques que se están haciendo en contra del P. Paulino Toral, que tuvo el valor de manifestarse en contra de la ideología de género, publico una de las tantas iniciativas de apoyo que han surgido. Esta es una carta publicada en "La República":

Leo una y otra vez las palabras de San Pablo: “Vendrán tiempos en los que no soportarán la sana doctrina sino que se rodearán de maestros a la medida de sus pasiones por halagarse el oído. Cerrarán los oídos a la verdad y se volverán a los mitos.  Pero tú sé sobrio en todo, sé recio en el sufrimiento, esfuérzate  en la propagación del Evangelio, cumple fielmente tu ministerio”.  Y no dejo de recordar a Paulino Toral, el sacerdote que camina erguido, con pasos cortos y ligeros, de aspecto vulnerable pero resuelto y firme, que contempla la fe como la única fuerza de su vida .

A Paulino Toral se lo puede encontrar cualquier día, celebrando la eucaristía o confesando en la iglesia Santa Teresita de Entre Ríos, en Samborondón; fuera de ese lugar es difícil seguir su ritmo de actividades físicas, intelectuales y espirituales.  Este cuencano de 65 años es un auténtico revolucionario cristiano que intenta salvar lo que parece perdido; una persona que incomoda porque interpreta el signo de los tiempos y advierte de los errores de la modernidad; un hombre que alza la voz sin querer fastidiar a los hombres sino mostrarles que está inquieto por su propio bien; un padre que dice a sus hijos (como en un texto de San Agustín): “no puedo consentir que sigáis dormido porque ese sueño sería mortal; tú quieres vivir mal, quieres hundirte… Pero yo no puedo quererlo, yo debo reprenderte aunque no te guste.”

He tenido la bendición de estar cerca del padre Paulino en “La Casa de la Vida”, una obra que avanza rápidamente bajo su impulso, donde él actúa como un eficiente CEO (Chief Executive Officer), pero a mi se me asemeja más a un maestro espiritual que puede dar respuestas a los más profundos cuestionamientos del ser humano a través de su gran conocimiento del Evangelio, su bien desarrollado intelecto y el amor a Dios.
Creo que hoy deben ser un martirio para él las críticas públicas y los insultos, pero él que se refugia en Dios y la Virgen, sabe sobrellevar su sufrimiento y por eso se hace más digno de crédito.  Si se volviera cómodo y callara, no tendría credibilidad, perdería su esencia de sacerdote que sabe que Dios es fuerte y que quien cree no tiembla.

Guayaquil es testigo de la fructífera obra del padre Paulino como sacerdote de la Iglesia Católica. Su trabajo y su lucha contra lo que considera las fuentes y los ataques del mal, no le han robado las fuerzas ni su entusiasmo.  El sabe que el hombre vive relacionado con otros: con su cónyuge, sus hijos, sus amigos.  Que una vida sea buena depende de que esas relaciones estén ordenadas.  Pero ninguna de esas relaciones será correcta si la primera, la relación con Dios no es apropiada.  Y este es el contenido de su obra y su mensaje.

Puedo describir a Paulino Toral con los mejores adjetivos que se pueden dar a un ser humano, pero lo que mejor lo describe son los rostros de esas mujeres que salvan a sus hijos cuando han pensado en matarlos; los de esos niños que nacen porque sus madres se arrepintieron de matarlos;  los de esas niñas que se convierten en madres cuando todavía no saben enfrentar el mundo; los de hombres y mujeres contagiados con VIH; los de jóvenes y adultos agobiados con sus pesares, a quienes Paulino Toral, en el pleno ejercicio de su sacerdocio, ha ayudado de múltiples maneras, pero por sobre todo, llevándolos a un camino de misericordia y esperanza, en el origen del misterio de la fe.


Por Teresa Arboleda
Guayaquil, Ecuador

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