"Porque el fin no justifica a los
Medios."

miércoles, 3 de mayo de 2017

NEGAR LOS MUERTOS




La situación en Venezuela empeora día con día y no se vislumbra una solución. Son muchas voces las que se han levantado, entre ellas la del mismo Papa Francisco. Y es que la crisis política, social y económica que vive ese país desde hace mucho tiempo, es evidente para cualquiera que este medianamente informado.


Entonces es absurdo querer hacernos creer que todo es inventado y que es simplemente una estrategia mediática, orquestada y pagada por quién sabe quién, para desprestigiar a un gobierno. Porque, y tengo que decirlo, a los muertos no hay como inventarlos. 

La verdad es que para informarse sobre la que está pasando allá no hacen falta los medios de comunicación tradicionales. Usted se puede enterar a través de las redes sociales por ejemplo, porque los venezolanos las usan a cada momento para compartir su angustiante situación. Algunos amigos míos sacerdotes y religiosas me cuentan (palabras e imágenes) lo que están viviendo a través de whatsapp. Y, por último, ya es bastante común toparse con un venezolano que tuvo que huir de su tierra y te cuenta, en vivo y en directo, lo que están sufriendo.

Es urgente tomar consciencia de la situación que viven tantos hermanos nuestros y que cada quien ayude como pueda. Los obispos de Venezuela y los nuestros nos han pedido oraciones. El Papa ha hecho un llamado a retomar el diálogo pero cumpliendo los compromisos hechos en el anterior, que es también lo que piden muchos políticos. Todo vale menos negar la realidad y echarle culpas a los medios de comunicación.

P. César Piechestein
elcuradetodos…ustedes

martes, 17 de noviembre de 2015

Orientación Vocacional en las redes sociales




Vocación 2.0 es el nombre del taller que realizan los responsables de la pastoral vocacional de once familias religiosas en la ciudad de Riobamba. Guiados por el P. César Piechestein, vocero de la Arquidiócesis de Guayaquil, compartirán criterios que les permitan promover el discernimiento vocacional a través de las redes sociales.

Conscientes de que el uso de las redes sociales, en especial Facebook, crece cada día más entre los jóvenes, se ve claramente la necesidad de usar estos medios para poder orientarles. La presencia en la realidad virtual de los religiosos ha dejado de ser extraña, y hoy por hoy buscan aprender estrategias y métodos que les permitan una presencia más pastoral en Internet.

La Conferencia Episcopal Ecuatoriana viene realizando esfuerzos para potenciar las distintas áreas de pastoral en todas las jurisdicciones eclesiásticas. Una de las mayores preocupaciones en el país es el creciente deterioro de las familias, cuya principal consecuencia es la desorientación de los niños y jóvenes.

jueves, 13 de agosto de 2015

LOS PERIODISTAS NO PUEDEN PREDECIR EL FUTURO



Cuando de géneros periodísticos se trata hay que decir que existen varios: crónica, opinión, deportivo, religioso, entre otros. Ninguna escuela de comunicación considerará el “pronóstico del futuro” como género válido a la hora de informar objetivamente. Sin embargo hace unos días, en Ecuador, un diario local se permitió hacer vaticinios sobre la vida interna de la Iglesia Católica.
 
Tomándose en serio un falsedad creada y afirmada por el mismo medio de comunicación, lanzaron una afirmación sobre lo que esa supuesta situación generaría a nivel de los pastores de la Iglesia. La supuesta contradicción entre la predicación del Papa Francisco y la doctrina de la Iglesia (afirmación del diario) haría surgir una “dura oposición por parte del clero” (cita textual). Parecían estar convencidos de su propia mentira.

Nadie puede conocer el futuro. Los analistas políticos o económicos suelen hacer pronósticos, siempre teniendo el cuidado de resaltar que es una apreciación personal, pero este no era el caso. El periodismo no considera un caso como el citado, ningún comunicador profesional se atrevería a ponerse a la altura de los adivinos o los videntes, puesto que la predicción del futuro no es parte de su profesión.

El objetivo de mi reflexión es resaltar el valor y la responsabilidad de quienes hacemos comunicación. No podemos publicar como hechos cosas que aún no han sucedido y que nadie sabe si llegarán a suceder. Quienes hacen uso de un medio de comunicación esperan encontrar información exacta, veraz y contrastada. Si quisieran saber el futuro consultarían a los cartománticos.

El fin no justifica a los Medios.

P. César Piechestein

martes, 11 de agosto de 2015

Falsedades en primera plana

El periodismo, al igual que toda profesión, tiene unas reglas y unos límites dictados por la ética, que los que trabajamos en comunicación debemos respetar. De hecho, el medio de comunicación que no se atiene a esas normas pierde lo más importante: la credibilidad. La semana pasada, en Ecuador, un periódico publicó en primera plana varias afirmaciones que no entran dentro de lo que se puede considerar una noticia, porque no se remitían a los hechos, demostrando desconocer los fundamentos de la comunicación social y haciendo con ello desinformación. 

Es por todos conocido que lo controversial llama la atención y que la religión puede ser utilizada en ese sentido. Afirmar que el Santo Padre “contradice la doctrina” es además de falso, malicioso. Si la afirmación fuese demostrable, correspondía al periodista citar con documentos los puntos doctrinales cuestionados, cosa que no hizo el periodista. No lo podía hacer porque no existe ninguna contradicción entre lo que el Papa predica y lo que la Iglesia ha enseñado. 

 Es regla, que cualquier comunicador conoce, que no se puede afirmar algo que luego uno no puede demostrar, de lo contrario estaría mintiendo. En las facultades de periodismo se enseña a comunicar con objetividad, pero parece que a muchos se les hace difícil ser objetivos cuando el tema es la religión. Algunos aducen que es por ignorancia del tema, pero creo que más bien es por irresponsabilidad y falta de respeto al credo de los demás. 

El Papa Francisco y el próximo Sínodo Ordinario buscan renovar, fortalecer y actualizar la pastoral con respecto a la familia. A todos nos interesa que ese mensaje llegue claro y de forma transparente a todo el mundo. Ojalá la prensa escandalosa no vea en eso una oportunidad para llamar la atención y se olviden de la ética profesional. Su propia credibilidad está en juego. 

Porque el fin no justifica a los Medios.

P. César Piechestein

miércoles, 6 de agosto de 2014

Enredes Sociales

Cada día se hace más necesaria la creación de un manual de buenas maneras en las redes sociales, porque la vida online también requiere de buena educación y parece que algunos creen que en el mundo virtual todo está permitido.

Cuando del uso redes sociales se trata, los objetivos pueden ser muy diversos: amistad, publicidad, roce social, romance, chismes, etc. La lista es larga, pero aunque los objetivos en las relaciones sociales a través de la red sean diversos, no son distintos a los que se pueden tener en la vida real. Por lo tanto, me atrevería a afirmar que la urbanidad offline tiene también vigencia online, con ciertos matices.

Cansa, por decir lo menos, encontrarse con personas que utilizan las redes para ventilar problemas personales, muchas veces incluso íntimos. Gente que hace del intercambio de opiniones una discusión ofensiva, que con palabras y hasta imágenes busca descalificar las ideas ajenas, denigrando a quien las enarboló, pasando al plano personal.


La idea de las redes es, precisamente permitirnos entrar en contacto en red, venciendo el obstáculo del tiempo y del espacio. Pasar de estar en red a estar enredados, es realmente una gran pérdida y además un desenfoque de lo que buscan éstos medios. Vale la pena recordar que la titulada “Primavera árabe”, revolución de la democracia en esa parte del planeta, fue iniciada, promovida y sostenida a través de las redes sociales. Eso prueba el poder benéfico de ellas y no es justo, por lo tanto, abajarlas a meros instrumentos para pleitos de muchachitos mal educados (con el respeto que se merecen ellos).

P. César Piechestein
@elcuradetodos

jueves, 29 de mayo de 2014

Una emisora para la Nueva Evangelización


Hace mucho que no le daba movimiento a este blog y la culpa es toda de un proyecto que mi obispo me encargó. Por gracia de Dios ya el proyecto es una realidad y eso me permite poder retomar mi actividad de bloguero y quisiera compartirles la experiencia de poner en marcha una emisora radial institucional.

Han pasado casi dos años de la entrevista en la que mi obispo me comunicó su decisión de poner en marcha una estación radial. Al perder la frecuencia que nos permitía unirnos a Radio Católica Nacional, nuestra diócesis había perdido el medio que le quedaba (la revista diocesana había salido de circulación pocos meses antes). Era hora de volver a estar presente en el apasionante mundo mediático y se haría a través de una nueva emisora.

El reto era grande y más complicado se hizo cuando supimos que era urgente. Yo regresé a Ecuador el 31 de julio del 2012 y la radio debía estar al aire el 1 de septiembre. Personal, programación, remodelación del local (era una vivienda), instalación de equipos, estudios, etc. Todo estaba por hacer y para ello sólo contábamos con un mes.

Para Dios nada es imposible y resultó que comenzamos a transmitir el día previsto. Radio Santiago (nombre escogido por nuestro obispo) es una hermosa realidad que pronto cumplirá dos años dando “La Mejor Noticia”. Con una audiencia que crece velozmente y una parrilla que se ha ido enriqueciendo y diversificando, nuestra radio se ha convertido en lo que se esperaba de ella: un instrumento para acercar a los que se habían alejado.


Espero, poco a poco, ir compartiendo con ustedes la aventura que nos ha tocado vivir. Aventura digo porque es lo que ha sido (y sigue siendo) sacar adelante una emisora radial católica. Pero eso será en varias entregas, por ahora les dejo este abrebocas.

P. César Piechestein

Pueden escucharla en vivo a través de www.radiosantiago.com.ec

jueves, 19 de septiembre de 2013

Yo me llamo César Piechestein




Hace muchos años me enseñaron que la palabra que más nos gusta escuchar es nuestro nombre, y creo que es muy verdad. Me choca un poco cuando en ciertos ambientes se llama a la gente por su apellido o peor, en otros ambientes (supuestamente educativos) se llama a las personas con un número. Nuestro nombre dice mucho, dice que somos alguien único e irrepetible, es parte esencial de nuestra identidad.

Hace pocos días arrancó un programa que lleva por título “Yo me llamo”. En la publicidad previa se nos prometía un concurso de talentos imitando a cantantes famosos. La verdad es que la noticia me entusiasmó, porque en el mismo horario todas las propuestas van de “telebasura” para abajo. Me pareció una buena opción escuchar a gente imitando a sus cantantes favoritos.Y hasta entonces todo iba bien.


El choque vino con el primer programa, en un detalle que quizás podría pasar desapercibido o que a alguien le podría parecer insignificante. La imitación es siempre eso, una imitación, porque cada quien es cada quien. Pero resulta que los participantes se “tienen” que llamar como el famoso al que imitan. Es tan insistente la idea que uno se queda sin escuchar de labios del participante su propio nombre. Ni los jueces, ni el animador (demasiado estridente para mi gusto) lo llaman por su nombre.

Quizás me dirán que es parte del show, que es para ayudarle al imitador a asumir su personaje, pero la verdad es que los despersonalizan. Ya bastante duro es mantener la personalidad en un ambiente alienante como el contemporáneo, como para seguir insistiendo en desposeer a la gente de su propio nombre. Después nos sorprendemos de que nuestros adolescentes estén tan desorientados, sin saber quienes son y adoptando comportamientos que llegan hasta la autodestrucción y ojo que no estoy exagerando (bulímicos, anoréxicos, emo, etc).

Y aunque mi petición redunde: señores responsables de la producción televisiva recuerden que la tele es un instrumento para educar y si se puede educar a través del entretenimiento. Ojalá al menos lo intenten, que no les cuesta nada y seguro se irían a dormir con la conciencia más tranquila.

Yo me llamo César Aníbal Piechestein Garcia y punto final.